Inmediatamente mi marido pervertido regresó del centro comercial, me cargó sobre sus hombros hasta el dormitorio para que pudiéramos tener sexo bondage. A mi esposo le encanta atarme y follar mi dulce coño tanto que es todo en lo que piensa todo el día. Es algo sobre la expresión facial que hago mientras él me ata que lo hace querer atarme cada vez que queremos follar.